Has acudido a diferentes profesionales, has leído decenas de libros de ayuda, has aplicado las variadas técnicas de mindfulness que encuentras en las redes, pero sigues atrapada en bucles mentales sin salida, sigues repitiendo patrones, y lo peor: sigues sin ver cambios significativos y duraderos.

La intuición es LA LLAVE a muchas puertas. ¿Por qué? Porque el cuerpo conoce mucho de lo que la mente ignora. Recordemos que sólo el 5-10% de la información es consciente, el resto se queda en el inconsciente.

Si quieres una vida alineada, llena de sincronicidades, donde las piezas del puzzle parecen encajar (porque sí, ¡empiezan a encajar!), no ignores esa vocecita, ese susurro. Contamos con una brújula increíblemente precisa, y nos empeñamos en buscar respuestas fuera, cuando las tenemos dentro! Sólo nos hace falta aprender a escuchar. Te ayudo a afinar el oído, para que no te distraigas con el ruido.

Aunque no lo entiendas. Aunque en el momento presente no tengas el porqué. Ella sabe. Porque está conectada, sintonizada con esos hilos invisibles que parecen dinamizar el azar.

Aquí puede que contradiga muchas de tus ideas acerca de la mente: que hay que silenciarla, que nos miente y debemos ignorarla, que la clave está en domarla, como si fuese un animal salvaje y peligroso. Nada más lejos de la realidad, uno de mis postulados principales es que: nuestra mente está siempre intentando ayudarnos, aunque puede que no siempre de la forma más amigable.

Cuando empiezas a mirarte desde la compasión y la curiosidad, sin juicio, y sin la predisposición a cambiarla, te das cuenta de cómo cada pensamiento y emoción, cumple una función. Y esa función no es la de joderte la existencia, sino de protegerte ante el dolor y el sufrimiento, ante lo que se considera peligroso con la información que se tiene.

Yo tuve esas ideas que te hacen querer desaparecer. Y por mucho miedo que me diesen: sabía que era la forma en la que mi cerebro esta

A algunos les parecerá utópico pensar que puedes ser tu mejor amiga, que tu mente está todo el rato intentando ayudarte, y que es posible vivir sin querer cambiarte. Puede que yo también dudase en caso de no haberlo vivido en mis propias carnes. Pero imagínate pasar de tenerte miedo a ti misma (a tus reacciones, a tus pensamientos) y vivir con una sensación de ansiedad casi constante a vivir sintiendo que soy mi gran apoyo, y que me siento en sintonía con el universo; crees que no intentarías trasladárselo al mundo, para demostrar que efectivamente, eso que a veces nos parece imposible: la paz -tanto interna, como externa-, es posible. Y de verdad te digo, con la mano en el corazón, que es mi mayor deseo que la gente pueda experimentar la paz que yo he llegado a sentir en mi interior.